lunes, 9 de enero de 2017

EL EMPERADOR DECIO, PERSEGUIDOR DE LA IGLESIA CRISTIANA


DECIO, PARA EL CUAL LA RELIGIÓN ROMANA Y EL CULTO IMPERIAL ERAN VITALES PARA LA UNIFICACIÓN DEL IMPERIO FUE EL INSTIGADOR EN EL MISMO AÑO 250 D.C. DE UN EDICTO DONDE ORDENABA LA PRIMERA PERSECUCIÓN GENERAL DE LOS CRISTIANOS OBLIGANDO A QUE TODOS LOS CIUDADANOS ROMANOS FUERAN TITULARES DE UN DOCUMENTO ACREDITANDO (LIBELO) SU FIDELIDAD A LA RELIGIÓN ROMANA.

ESTÁ CLARO QUE EL SACRIFICIO EN CUESTIÓN CONSTITUÍA PARA EL CRISTIANO UN ACTO FORMAL DE APOSTASÍA; TAL ERA SIN DUDA, MÁS QUE EL HACER MÁRTIRES, LA FINALIDAD PERSEGUIDA POR EL EMPERADOR, Y A PRIMERA VISTA PUDO PARECER QUE HABÍA LOGRADO CUMPLIDAMENTE SU PROPÓSITO. EL EDICTO AGARRO DE SORPRESA A UNA MASA CRISTIANA, MÁS NUMEROSA Y, POR TANTO, MENOS SELECTA QUE LA DE ÉPOCAS PRECEDENTES, Y CUYO TEMPLE-HEROICO SE HABÍA ADEMÁS RELAJADO DURANTE EL LARGO PERÍODO DE PAZ QUE ENTONCES CONOCÍA LA IGLESIA.

EL HECHO .FUE QUE MUCHOS CRISTIANOS CAYERON -LAPSI-, EJECUTANDO UN SACRIFICIO PROPIAMENTE DICHO -SACRIFICATI- U OFRECIENDO UNOS GRANOS DE INCIENSO EN EL ALTAR -THURIFICATI-. TODAVÍA HUBO UNA TERCERA ESPECIE DE CRISTIANOS CLAUDICANTES, QUE RECURRIERON A CIERTA ESTRATAGEMA QUE PUDIERON SUGERIR A MENUDO LOS PROPIOS MIEMBROS DE LAS COMISIONES LOCALES, ENCARGADAS DE VERIFICAR EL CUMPLIMIENTO DEL EDICTO, CON LA AQUIESCENCIA DE MAGISTRADOS TOLERANTES: CONSISTÍA EN INSCRIBIR EL NOMBRE EN EL CATÁLOGO DE ADORADORES Y RECIBIR LA CÉDULA -EL «LIBELO»-, SIN HABER EN REALIDAD SACRIFICADO.



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